sábado, 16 de septiembre de 2017

MARÍA BEATRÍZ PAPAIANI


Biografía (1923/2004)

Infancia

Nació el 28 de mayo de 1923  en Rawson, es la segunda hija [1] de María y Francisco, que formaron una familia de 8 hijos.

El primer apodo de su infancia fue Pilunquita -su mamá la llamaba así- y desde su juventud la llamaron Titina y luego Titi. 












Playa Unión (Francisco, Alfredo, María Beatríz, María y Humberto)


Pasó su infancia en Rawson junto a sus padres y hermanos y ayudaba a su mamá -por ser la hija mayor- a cuidar a sus hermanos. Los llevaba hasta la hornalla familiar y los tenía en los brazos mientras su papá trabajaba y toda la familia colaboraba. Cada hermano que iba naciendo ella lo cuidaba, pero también ayudaba en el horno de ladrillos. Ella contaba que iban pasando ladrillo de hermano a hermano.

Fue a la escuela María Auxiliadora y cursó la primaria. En la foto de bebé ella tenía dos años, su papá le había comprado el vestido y su mamá la había peinado y colocado el moño para llevarla hasta Trelew para una foto.

Anécdotas

-Su hermano Alfredo (Bocho) estaba en el cochecito y ella andaba correteando de un lado para el otro, su hermanito lloraba y en un momento dejó de llorar, entonces su mamá fue a ver que es lo que estaba pasando, cuando vio que la “Pilunquita” le había llenado la boca de lechuga, por suerte llegó a tiempo María y no le pasó nada a Bocho.

-Las calles no existían en el pueblo de Rawson, eran todos caminitos, entonces ella saltaba una loma e iba a la casa de una señora, su mamá le decía que no fuera a molestar y como era un poco traviesa seguía visitando a esta señora, hasta que un día su madre la trajo a su casa y nunca más fue. Era una niña feliz y siempre lograba hacer lo que ella quería.

-Cuando su papá la enviaba a comprar tabaco y papel para hacer sus cigarrillos y cuando regresaba traía sólo el tabaco pero nunca el papel y cuando le preguntaba su papá no sabía explicarle que había sucedido. Entonces su papá la siguió cuando fue a comprar para saber que ocurría. El papel del cigarrillo venía como en una tabletita, ella lo sacaba y venía corriendo e iba sacando los papelitos y los iba tirando en el camino para verlos volar.  

-A una cuadra de la casa donde vivían, en la esquina de Rivadavia e Hipólito Irigoyen, había un almacén cuyo dueño se llamaba Gort, donde ella iba a comprar con unas moneditas caramelos. Un día se encontró con que no tenía moneditas pero tenía ganas de comer caramelos, entonces buscó una medallita, fue al mercado a pedir caramelos  y le dio la medallita a Gort y salió corriendo.

-En la escuela María Auxiliadora le decían que tenía que usar el uniforme con medias negras y guardapolvo largo, -casi hasta el piso-, entonces ella le decía a su mamá que las monjas le habían dicho tres o cuatro veces que era muy corto y que lo tenía que bajar el dobladillo. Su mamá le respondió “tenés bien el guardapolvo así de largo”. Al día siguiente le descocieron las monjas todo el dobladillo y ella apareció en su casa con todos los hilos colgando. Su mamá se puso furiosa.

-Su mamá los llevaba a la peluquería de Bechara, era el único lugar en Rawson, le decía “te tengo que cortar el pelo”, que se lo cortaban con forma de tasa y la Pelunquita iba cantando desde su casa hasta la peluquería “Bechara, Becharita córtame la melenita” y la abuela le daba un coscorroncito porque no le gustaba que dijera eso.

-Cuando era adolescente le gustaba mucho dormir,  su papá se iba temprano al horno de ladrillo con sus  dos hijos mayores y su mamá cuando lo veía llegar al papá, la llamaba y le decía: “levántate Titina que viene tu padre”, entonces ella se metia al baño, se lavaba la cara y agarraba una escoba y barría en toda la galería que tenía la casa con cara de dormida, lo que a su papá no se le pasaba por alto, pero no le podía decir nada porque estaba trabajando.  

Familia

Cuando fue más grande conoció a Oscar Agustin De la Fuente en un baile y comenzaron el noviazgo; ella decía: “cuando vos traías un novio, y lo presentabas en tu casa, después venía el casamiento, te gustara o no te tenías que casar”.

 Blanca y Oscar con abuela María y Beto

Ellos se casaron el 26 de agosto de 1943. Tuvieron dos hijos, la primera se llamó Blanca, nacida el 24 de junio de 1944 que según le contaba su mamá era un poco llorona y cuando esto ocurría su abuelo Francisco la llevaba en los brazos hasta el gallinero a pasearla (tenía 10 meses). Luego nació el segundo hijo llamado Oscar Mario el 9 de diciembre de 1948 (fallecido muy joven). Ha tenido tres nietos; por parte de Blanca y Raúl Retamoza nació Gladys y por parte de su hijo Oscar y Cristina Arana nacieron María Laura y Agustín. Sus bisnietos son cinco, Agustina (hija de Gladys), Victoria y Julia (hijas de María Laura) y Joaquin y Juana (hijos de Agustín).



Cuando tenía dos años y medio su hija mayor, lo trasladaron a su esposo Oscar por el trabajo de la Policía a Puerto Pirámides -en ese momento era un lugar solitario, no había nada-, y los acompañaba su hermano Cacho. Luego fue trasladado a Telsen, a Gan Gan y por último a Gastre con su familia. Allí estuvieron desde abril hasta el 2 de noviembre de 1951 (fecha en que falleció su esposo). 
 

A Gastre los fue a buscar su hermano Humberto (Beto) y fueron a vivir nuevamente en Rawson a la casa de su madre María, donde permanecieron varios años.

 

Trabajos

María comenzó a trabajar a los 28 años en la Policía, porque el esposo había sido integrante de la institución. Su hija Blanca le decía: “no me va a alcanzar la vida para agradecerte todo lo que hiciste por nosotros, porque nunca nos faltó nada. También había una contención familiar grande tanto para ella como para nosotros, por eso, siempre digo que mi segundo papá fue tío Beto”.

“Ella era muy trabajadora, una mujer incansable, muy buena amiga, buena compañera y muy buena mamá”. 

Y su nieta Gladys, que compartió muchos años de charlas con ella la describe así: “era una persona muy generosa, solidaria, amiguera, noble, no era que ella se acorazaba y salía a la vida, ella era fuerte, tenía una garra impresionante para sacar a sus hijos adelante y tenía el don de no quebrarse delante de ellos. Yo nunca la vi a la abuela llorar frente a sus hijos; la abuela era escuchada, sus hijos le prestaban mucha atención”.

Viajó a un Instituto de Peluquería en Trelew para aprender el oficio, iba varias veces a la semana  y al terminar su formación abrió la peluquería en la casa de su mamá. También su hija Blanca comenzó a ayudarla y aprendió el oficio desde los 14 años y trabajaban mucho juntas.
  
 





 


Recuerdos

-Una vez su hermano Beto la invitó a cenar, era la época que tenía la juguetería Mickey, ella era muy inocente, y habían traído para el negocio los chascos y su hermano se colocó un anteojo que tenía ojos saltones, parecía que le daban vuelta los ojos y tenían mucho aumento. Ella lo miraba y le decía “Beto, vos estás bien?, ¿ves bien?”, y no se daba cuenta que era un chiste. El le respondía: “Si, si, Titi, estoy bien”. Los dos hermanos eran muy cómicos, porque él haciéndole la broma y ella muy inocente cayendo en este chiste.
A ella le gustaba ir a visitar a su sobrina Mimi donde estuviera porque eran muy compañeras; un día fue hasta Mendoza y pasaron unos hermosos días juntas. También fue a La Plata cuando recibió el título.

Blanca de la Fuente


[1] El primer hijo de María y Francisco se llamó Antonio -como su abuelo que vivía en Joppolo- (Toto era su apodo) y falleció a los dos años a causa de una neumonía.

Hijos, nietos y bisnietos 
 
  

  
Homenaje a Tía Titi

Un día de otoño,
cuando sólo faltaban minutos
para llegar a cumplir tus 81 años,
quiso Dios que junto a El estuvieras,
dejando tu recuerdo angelical,
logrando el milagro del reencuentro
de los que tanto amabas.
Fuiste luchadora incansable en la vida,
incondicional compañera de tus hijos,
nietos, hermanos, sobrinos, familia y amigos.
Supiste transmitir a todos los que te admiramos
amor, dulzura, entrega total
y sensibilidad con los que más te necesitaban.
Tus valores e ideales como mujer,
tu constancia y fé cristiana,
son motivo de orgullo para quienes
Te queremos y recordaremos SIEMPRE.

Graciela N.Papaiani
27 de mayo de 2004


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