viernes, 15 de septiembre de 2017

ALFREDO PAPAIANI







Biografía (1925/2014)

Infancia


Nació en la Ciudad de Rawson, Provincia del Chubut, el 23 de julio de mil novecientos veinticinco.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nacional N° 1 General Don José de San Martín. 
En ese entonces el edificio escolar se encontraba ubicado en las actuales Avenida Sarmiento y Conesa, hasta que se inauguró el actual edificio  en la calle Alejandro Maíz, entre Rivadavia y Mitre de esta Ciudad.
Generalmente sus recuerdos de la infancia tenían lugar durante sus años escolares y mayormente en los momentos que pasaba junto a sus padres María Celi y Francisco y hermanos en la casa ubicada en calle Mitre  e Yrigoyen de Rawson y en las temporadas de verano en Playa Unión, lugar donde su padre tenía un bar, que una marejada del año 1939 se llevó totalmente. Recordaba siempre Alfredo la amargura de su padre cuando se enteró por boca de un vecino amigo tal circunstancia.















Playa Unión (Francisco, Alfredo, María Beatríz, María y Humberto)

Trabajos

Una de sus características más sobresalientes era la de tener, como buen hijo de italianos, un gran amor por su familia y es por eso que siempre se preocupó de ayudar, tanto a su madre al quedar viuda, como a todos los hermanos menores en su crecimiento, estudio hasta la mayoría de edad,  trabajo y  en cualquier emprendimiento que  estos intentaran.
Alfredo, por ser el varón mayor de la numerosa familia de Francisco, la que integraban siete hijos,  trabajó desde muy pequeño junto  a su padre en la recolección de leña, que traían desde el campo al pueblo.  
Más tarde,  junto  a su hermano Humberto -algunos años menor que él-,  en la hornalla de ladrillos que  Francisco tenía en las afueras de Rawson, detrás del predio que actualmente ocupa la Unidad 6 del SPF. Al fallecer su padre muy joven,  cuando él contaba con diecinueve  años de edad, se hicieron cargo de la hornalla para ayudar a su madre en la alimentación de sus hermanos más pequeños.
Eran años muy difíciles para conseguir trabajo. Por eso, además de dedicarse a ser ladrillero, Alfredo trabajó en la garbanzería de Gort y Ayllón y aprendió el alfabeto morse para poder ingresar  como telegrafista en la Oficina de Correos cuando se produjera una vacante, mientras tanto se desempeñó durante  algún tiempo como guardahilos recorriendo a caballo las líneas telegráficas. Sin embargo esto lo mantenía alejado mucho tiempo de su familia, por lo que desistió de ese trabajo y siguió trabajando al frente de la hornalla de ladrillos.
Siempre fue de tener amigos, con los que se encontraba habitualmente en el Bar Roselli y concurrían a los distintos lugares bailables de la zona.

Familia

Cuando contaba con 24 años contrajo matrimonio con Muriel Evans que había llegado a Rawson desde la zona de chacras de Dolavon y se afincaron en Rawson, donde el primero de agosto de 1949 nació su  única hija María Raquel.






Emprendedor

Ser un emprendedor fue una de sus mayores características y es así que con un camioncito que compró fue contratado en la obra del Dique Florentino Ameghino, donde trabajó durante algún tiempo en el acarreo de materiales para la construcción de la obra. También con su camión trabajó en el traslado de langostinos hasta la localidad de San Antonio Oeste, Río Negro.
Años más tarde con su esposa e hija  y  junto a su amigo Walter Soulages y su familia se trasladaron a la ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires donde instalaron una pizzería, negocio que explotaron durante algunos  años.
El terruño tira y también la familia por eso después de dos o tres años regresó a Rawson y comenzó la instalación de una panadería en Trelew la que no llegó a inaugurar porque se instaló como panadero en Rawson donde ejerció esa profesión durante varios años.
Al comienzo de la década del 70 comienzó su etapa gastronómica, puesto que se dedicó a la explotación de la Confitería ubicada frente a la plaza Guillermo Rawson, lugar donde se reunían diariamente gran cantidad de amigos y en especial los fines de semana toda la juventud capitalina.
En la década del 80  se dedicó al ramo de la hotelería ya que construyó y explotó un residencial durante aproximadamente veinte años.





La espiga de Oro                                   Confitería Welcome       


Legado 

En el nuevo siglo, dedicado al merecido descanso y a disfrutar de sus nietos, si bien se había retirado de toda actividad comercial, jamás dejó de pensar en nuevos proyectos y emprendimientos hasta el día de su partida.

Siempre será recordado por haber sido un gran trabajador, muy solidario en especial con su familia y por haber cosechado gran cantidad de amigos en el transcurso de toda su vida.
Homenaje de Muriel Evans (esposa), María Raquel (hija), Eduardo Antonio Vosecky (hijo político), Verónica Raquel, Fernando Antonio y Bárbara (nietos), Martina Bárbara, Francisco, Serena Bárbara, Santiago, Simona Bárbara, Renzo y Benicio (bisnietos). 


Eduardo Antonio Vosecky

Recuerdos familiares (compartidos por Raquelita)

  
    


   
    

Homenaje al "Patriarca de la Familia"
  

El patriarca ya no está, pero su espíritu de sacrificio y recuerdo permanecerán por siempre en esta 
"gran familia" de setenta descendientes que formaron Francisco Papaiani y María Celi.
Se fue silencioso, el gran luchador, nuestro querido Tío Bocho- bautizado Alfredo-, quien deja una enorme huella, después de una larga y prolífica vida.
El Patriarca inició muy pequeño su obra de amor y trabajo, cuando quedó huérfano de padre y, luego de varios años, formó una hermosa familia que lo ama y admira como se quiere a un grande.
Él ha dejado una traza imborrable en todos los que lo conocieron y quisieron, por su incansable esencia de emprendedor, por su perseverancia, dulzura, amor, entrega a su familia y orgullo por sus orígenes italianos. Gracias, tío, por tu admirable mensaje de amor legado a quienes te suceden. Fuiste un ejemplo, junto a tu incondicional compañera de 70 años, tía Muriel, tan hermosa persona como vos. Hoy, desde donde estés, seguramente seguirás protegiendo -como el "Gran Patriarca"- a la familia que has sabido formar. ¡Siempre estarás entre nosotros! Te queremos mucho.
Graciela 











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