Historia de una familia de inmigrantes italianos
Biografía
de Francesco Papaianni (*)
Infancia
Francesco, ha nacido el 22 de enero de 1897 en la comuna de Joppolo, provincia de Catanzaro (actualmente Vibo Valentia) en la región de Calabria (Italia).
Era hijo de Antonino Papaianni y de María Restuccia -agricultores-, era el menor de seis hijos y sus hermanos se llamaban Domenico, Antonina, Domenica, Giovanni e Isabella.
Su infancia
transcurrió en Joppolo y en 1912 emigró a la
Argentina con su hermano mayor Domenico en el barco llamado América desde el puerto de Génova.
Llegaron a Buenos Aires el veintiuno de octubre
de 1912, permanecieron en el Hotel de Inmigrantes un corto
tiempo hasta que continuaron y se establecieron con su hermano en la Patagonia Argentina provincia de Chubut (Rawson), donde había oportunidades de trabajar en tareas
agrícolas o en la construcción. Es una región con intensos vientos, heladas, nieve y escasa población a inicios de 1900 y en su mayoría inmigrantes galeses, italianos y españoles. Vivieron primero en zona de chacras cercanas a
Rawson donde trabajó la tierra.
El oficio era agricultor y albañil, construyó en los inicios de 1900 un horno de ladrillos en Rawson cerca del Barrio Gregorio Mayo a tres kilómetros de la ciudad (en sentido norte).
Se casó con
María Celi el primero de septiembre de 1920, a los veintitrés años, ella tenía diecinueve años, era hija de Angelo Celi y Antonia Franchi, ambos italianos de la provincia de L´Aquila. Vivieron en Bartolomé Mitre 821 (Rawson, Chubut) y tuvieron ocho hijos (Antonio, María Beatríz, Alfredo, Humberto, Dora, Alejandro, Francisco y Oscar), diecisiete nietos, veintinueve bisnietos y treinta y un tataranietos.
Hoy, son ochenta y ocho descendientes directos(1) , que llevan con orgullo su apellido, en homenaje a quien supo enseñar y transmitir con el ejemplo más que con las palabras un legado familiar de unión y progreso asociado a valores de honradez, espíritu de sacrificio, perseverancia, respeto, equidad, justicia, fraternidad y solidaridad.
Su especialidad era la construcción de ladrillos -transmitió el oficio a sus hijos mayores- dedicando su vida al trabajo, sin escatimar esfuerzos para dar bienestar a su familia, la que formó con amor, dedicación, transmitiéndoles costumbres y tradiciones italianas junto a su esposa.
Se trasladaba a diario a caballo hasta el horno de ladrillos en Rawson y hoy se conservan restos petrificados en el lugar.
El esfuerzo de muchos años compartidos con su compañera María, hicieron posible el milagro de sobrevivir en un lugar inhóspito como era la Patagonia; ambos provenían de hogares humildes.
Su país lo vio nacer, también partir -con tristeza- hacia nuevos horizontes en busca de oportunidades de trabajo, dejando en Italia a sus seres más queridos (padres, hermanos, tíos, primos, amigos y vecinos), sin haber tenido oportunidad de regresar.
Esos sentimientos perduraron, pero poco a poco se fue desvaneciendo la ilusión de volver a verlos, ya que dejó este mundo muy joven a causa de una enfermedad (2).
Lo que ha sembrado en su familia ha tenido sus frutos, porque quedó encendida la luz de la esperanza -en quienes lo sucedieron-, de reencontrarse con la familia y con su ciudad natal.
Por eso, hoy quieren rendirle un homenaje al compromiso asumido con la vida.
Los argentinos decimos la sangre tira, con ello expresamos la fuerza del origen, la fuerza de la pertenencia, porque sólo es posible entender quienes somos, si hemos logrado conocer de dónde venimos.
¡Gracias Nonno Francesco, por habernos dejado esta valiosa impronta familiar ligada a Joppolo, Italia! y por haber elegido a Rawson para formar la familia.
Francisco y María en Buenos Aires Galeria de casa de Bartolomé Mitre 821. Rawson.
Francisco fue uno de los primeros ladrilleros de Rawson y de la región, en las épocas en que no se vendían los ladrillos trabajaba en la Policía de Chubut (trabajo temporal), lo que le permitía mantener a la familia. La fábrica de ladrillos fue una empresa particular que combinaba mi padre con los trabajos en la Policía, que podían durar hasta 5 meses y mientras la venta flaqueaba. Mi madre y mis hermanos, todos íbamos a ayudar a mi padre, recuerda Humberto.(3)
Se instaló cerca de la actual Unidad 6, después nos trasladamos al salitral, cerca de la famosa laguna negra. Conozco ese lugar bien porque estuve muchos años trabajando ahí, había poca agua, era muy lindo, había incluso flamencos, agrega Humberto(3).
Cuando fallece Francisco en el año 1945, sus hijos mayores (Alfredo, 20 años y Humberto 17 años) continúan la obra familiar como sustento de la familia (madre y hermanos menores de 14, 12, 9 y 2 años).(4)
(1) 1 de diciembre de 2023.
(2) En Rawson, el 11 de febrero de 1945, a los 48 años y sus hijos tenían: María Beatríz (22), Alfredo (20), Humberto (17), Dora (14), Alejandro (12), Francisco (9) y Oscar (2).
(3)El informador Capitalino. UNA MEMORIA HECHA DE LADRILLOS. 28/11/2000
(4)Fuente: charlas con Humberto Papaiani. Fotos: archivos de Humberto Papaiani.
Homenaje en Italia
El 13 de
septiembre de 2003 fue recordado y homenajeado como ciudadano Joppolese por su trabajo en la Argentina por iniciativa de la Comuna de Joppolo -representada
por el Intendente Libero Vecchio- y por el Concejo Comunal en ceremonia a la que asistió en representación de la familia una nieta (Graciela), un bisnieto (Tomás Gabriel) y un nieto político (Andrés).
(*) Al ingresar a la Argentina modificaron su nombre (Francesco por Francisco) y apellido original en inmigraciones (Papaianni por Papaiani por error involuntario).
Árbol genealógico reconstruido por la Comuna de Joppolo y entregado durante el Homenaje a Francesco en Joppolo (2003), donde indican los únicos familiares que residen en el pueblo.
Biografía de María Celi[1].
Infancia.
María, nació el 31 de octubre de 1900, en un pueblo de Brasil llamado
San Carlos, provincia de San Pablo. Era hija de Angel Celi y Antonia Franchi;
sus padres eran italianos y decidieron regresar a su país a la ciudad de donde
provenían Magliano de Marsi, provincia de L´Aquila y allí
transcurrió su infancia.
A los ocho años viajó junto a su madre Antonietta y su hermana Rosa de seis
años a la Argentina el 8 de abril de 1908 y en Buenos Aires las
esperaba su padre Ángel que había viajado antes al país en búsqueda de nuevos
horizontes de progreso. Cuando María tenía seis meses falleció su mamá a causa
de una enfermedad el 31 de octubre de 1908.
Fue a la escuela María Auxiliadora de Rawson y estuvo pupila durante un
tiempo junto con su hermana. María y Rosa eran muy unidas, había un amor
especial entre ambas y el vínculo fue tan sólido que trascendió a sus hijos y
nietos. Su padre se casó en segundas nupcias con Carmela Vecchio el 5 de
septiembre de 1910 y tuvieron varios hijos.
Adolescencia y Juventud.
María conoció a Francisco Papaiani en Rawson y se casaron en la misma
ciudad el 1° de septiembre de 1920 donde vivieron toda su vida.
Le agradaba leer novelas, libros y la Biblia, era muy creyente y
transmitió la fe cristiana a sus hijos. Era una persona de buen corazón, una
madre ejemplar, muy trabajadora, luchadora, crio a sus hijos con mucho amor y
dedicación. Era muy buena en la preparación de exquisitos platos
italianos, hacía pan, dulces, tortas, pizzas, salsas y disfrutaba
agasajando con su exquisita cocina a quienes la visitaban. María era
muy elegante, detallista, no salía de su casa sin estar peinada, maquillada, sus
uñas arregladas y pintadas. Usaba aros, collares, anillos, guantes y cartera combinados
con la vestimenta y calzado, infaltable mantilla y rosario cuando iba a la misa
del domingo y durante la novena o cuaresma. Era muy joven cuando su esposo
partió de este mundo, pero tuvo la dicha de poder disfrutar de sus hijos y
nietos hasta los últimos días de su vida[2].
Fuente: relatos de
Humberto Papaiani.
María, Humberto, Oscar (7 m.) y Blanca 4 a. (nietos)
María con hijos/as, nueras, yernos y nietos en Dique F. A.
María y Rosa Celi, hermanas inseparables
Blanca (Nena, una prima casi hermana) y Humberto
Nietos de María y Francisco (Carlos, Juan Carlos, María Angélica y María Raquel)
Nietos (festejo de 70 años de María)
Gtaciela C. E.